El despido es un tema que afecta a trabajadores y empleadores en todo el mundo. Es un acto que puede tener un impacto profundo en la vida de las personas, tanto en el ámbito profesional como en el personal.
Puede producirse por muy diversas razones, como por ejemplo por cambios en la economía, reestructuraciones empresariales, problemas de desempeño o conflictos laborales. Es una realidad que todos los trabajadores pueden enfrentar en algún momento de sus vidas.
A continuación, exploraremos en profundidad el concepto de despido, las razones detrás de esta decisión, los derechos de los empleados, y cómo las empresas pueden gestionar este proceso de manera justa y ética.
¿Qué es el despido?
El despido es la extinción de la relación laboral por decisión unilateral del empresario. Es uno de los modos de extinción del contrato de trabajo, tal como establece el artículo 49 del Estatuto de los Trabajadores.
Características del despido
Se distingue de otras modalidades de finalización de la relación laboral en tres características clave:
- Unilateral: El proceso de despido es una acción tomada exclusivamente por el empleador, sin requerir el consentimiento o acuerdo del trabajador. En esta situación, el empleado se encuentra en una posición pasiva, teniendo únicamente la opción de aceptar la medida o buscar vías legales para impugnarla.
- Extintivo: El propósito fundamental del despido es poner fin a la relación laboral entre el empleador y el empleado. A diferencia de otras formas de terminación laboral, como la renuncia voluntaria del trabajador o la finalización consensuada del contrato, el despido se centra en la extinción unilateral del contrato laboral, a menudo bajo circunstancias que pueden ser complicadas o conflictivas.
- Receptivo: Para que el acto de despido surta efecto, es esencial que el trabajador sea informado oficialmente de su terminación laboral. La ley establece requisitos específicos de notificación que el empleador debe cumplir al comunicar al empleado su despido. Estas formalidades informativas no sólo son necesarias para validar el acto de despido, sino también son fundamentales para los derechos del trabajador, incluido el acceso a prestaciones por desempleo y la capacidad de impugnar la decisión en el futuro.
En definitiva, el despido se distingue por su unilateralidad, su objetivo de extinguir la relación laboral y la necesidad de una notificación adecuada para que tenga efecto. Estas características hacen que el despido sea un tema de gran relevancia en el contexto laboral, con implicaciones significativas tanto para los empleadores como para los empleados.
Tipos de despido
Existen diferentes formas de clasificar los tipos de despido.
Tipos de despido según sus causas
En los despidos causales, se examina la razón que sustenta la decisión de poner fin al contrato de trabajo. Se pueden distinguir dos categorías principales: el despido por causas objetivas y el despido disciplinario.
- Despido objetivo: El artículo 52 del Estatuto de los Trabajadores establece las causas objetivas que pueden conllevar a un despido. Las razones más comunes son de naturaleza técnica, productiva, económica, organizativa o de fuerza mayor, que la empresa alega como fundamentos. Este tipo de despido implica el pago de una indemnización y el cierre de cuentas laborales. Además, existe una variante especial de despido basado en causas objetivas, conocido como “despido colectivo” o “ERE de extinción”. Este se produce cuando la empresa despide a un número significativo de trabajadores, conforme al artículo 51 del Estatuto de los Trabajadores.
- Despido disciplinario: Este tipo de despido tiene lugar debido a una de las causas enumeradas en el artículo 54 del Estatuto de los Trabajadores, que implican un incumplimiento grave del contrato por parte del empleado. En el caso de este tipo de despido, el trabajador no tendrá derecho a recibir una indemnización, pero sí a recibir su finiquito, de acuerdo con lo establecido en el artículo 55 del Estatuto de los Trabajadores.
Tipos de despido según su legalidad o admisibilidad
El juez tendrá la responsabilidad de asignar una calificación al despido en función de su justificación, y esta calificación puede ser: procedente, improcedente o nulo.
- Despido procedente: Este tipo de terminación de contrato está respaldada por la legislación vigente y, en consecuencia, coloca al trabajador en una condición legal de desempleo. Asimismo, si se trata de un despido objetivo considerado procedente, el trabajador tendrá derecho a recibir una indemnización equivalente a 20 días de salario por cada año trabajado, con un límite máximo de 12 mensualidades.
- Despido improcedente: Este escenario cuenta con una mayor protección por parte de la legislación, lo que conlleva un fortalecimiento de los derechos del trabajador. Específicamente, se contempla la posibilidad de que el trabajador sea reintegrado en su puesto, y en caso contrario, se aumenta la cuantía de la indemnización, según lo estipulado en el artículo 56 del Estatuto de los Trabajadores.
- Despido nulo: Este tipo de situación se manifiesta en casos de extrema gravedad, como la discriminación o la violación de derechos fundamentales y libertades públicas, como, por ejemplo, la vulneración de la garantía de indemnidad del trabajador. Además, este escenario se presenta en situaciones particularmente resguardadas, como las bajas de maternidad y paternidad, así como otras circunstancias relacionadas.
¿Cómo se realiza el despido?
El empresario debe comunicar al trabajador el despido, incluyendo una carta de despido y el finiquito.
- Preaviso: Cuando se lleva a cabo un despido basado en causas objetivas, es necesario otorgar un preaviso de 15 días. Durante este intervalo, el trabajador tiene el derecho a disfrutar de una licencia de 6 horas por semana para buscar un nuevo empleo. Es importante destacar que el ejercicio de este derecho no debe resultar en una reducción de su remuneración. Si me han despedido sin preaviso, eso no convierte el despido en improcedente, pero la empresa tendrá la obligación de abonarlo.
- Carta de despido: En la misma se recogen las razones del mismo. La importancia de esta carta radica en que, en caso de que el despido sea impugnado judicialmente, el empleador sólo podrá respaldarse en los motivos que se encuentran registrados en ella.
- Finiquito: El documento incluirá las sumas que el empleador adeuda al trabajador y debe ser firmado por el trabajador en presencia de un representante legal. No obstante, el empleado tiene la opción de firmarlo con la mención “no conforme”.
Llegado a este punto, tanto el trabajador como el empresario tienen la opción de alcanzar un acuerdo mutuo para poner fin al proceso o bien recurrir al sistema judicial.
Si se opta por la vía judicial, ambas partes deben contar con los servicios de un abogado especializado en derecho laboral.
El trabajador tiene la obligación de presentar su demanda en un plazo máximo de 20 días hábiles a partir de la fecha en que se hizo efectivo.
De esta manera, las fases del proceso cuando se da inicio al procedimiento judicial son las siguientes: en primer lugar, se procede a la conciliación previa mediante la presentación de la papeleta de conciliación. En esta etapa, se intenta alcanzar un acuerdo antes de recurrir al procedimiento judicial. Finalmente, si no se logra un acuerdo, el juicio determinará, a través de una sentencia judicial, la validez o invalidez del despido.
Indemnización por despido
El despido puede conllevar la obligación de pagar una indemnización al trabajador o no. Por tanto, es necesario conocer cuándo implica o no la misma para así poder realizar el cálculo de la indemnización.
Despidos sin indemnización
El despido puede o no conllevar la obligación de otorgar una indemnización. Aquí se detallan las situaciones en las que no se paga una indemnización:
- En el caso de un despido disciplinario procedente. Sin embargo, cabe mencionar que se puede cuestionar esta clasificación con el fin de buscar la reinstalación o el pago de una indemnización. En este proceso, es fundamental contar con la asistencia de un abogado laboral especializado en la materia.
- En los despidos declarados nulos, ya que en este escenario, el empleado tiene derecho a ser reincorporado a su puesto de trabajo y a recibir los salarios de tramitación.
Despidos con indemnización
En los siguientes supuestos el despido lleva consigo una indemnización:
- Despidos objetivos y colectivos: En estas circunstancias, el trabajador tiene derecho a una indemnización que equivale a 20 días de salario por cada año trabajado, con un tope de 12 mensualidades.
- Despido improcedente: La cuantía de la indemnización varía en función de la duración del contrato:
- Si el empleado prestó servicios antes del 12 de febrero de 2012, la indemnización se establece en 45 días de salario por cada año trabajado, con un límite de 42 meses.
- Para los servicios prestados a partir de esa fecha, la indemnización se fija en 33 días de salario por cada año trabajado, con un tope de 24 meses.
- En cualquier caso, la suma total de ambos conceptos no puede superar las 42 mensualidades.
- En el supuesto de que el empleador decida readmitir al trabajador, no se le abonará ninguna indemnización. No obstante, deberá pagar los salarios de tramitación correspondientes.
Me han despedido, ¿qué hago?
Si te han echado del trabajo, es esencial considerar la posibilidad de consultar a un abogado especializado en derecho laboral. Este profesional posee un conocimiento profundo de las leyes laborales y puede brindarte una valiosa asesoría para entender y evaluar tus opciones ante esta situación.
Un abogado laboral te proporcionará una guía experta a lo largo del proceso de despido, ayudándote a comprender tus derechos y las leyes que se aplican a tu caso específico. Entre las áreas en las que un abogado especializado en derecho laboral puede ser de gran ayuda se encuentran:
- Evaluación de la legalidad del despido: El abogado examinará las circunstancias de tu despido y verificará si se ha llevado a cabo de acuerdo con las leyes laborales vigentes. Si detecta irregularidades o violaciones de tus derechos, te asesorará sobre cómo proceder.
- Negociación: En algunos casos, un abogado puede negociar en tu nombre con tu empleador para lograr un acuerdo que beneficie a ambas partes. Esto puede incluir la posibilidad de obtener una indemnización justa o condiciones más favorables de separación.
- Reclamaciones legales: Si se determina que tu despido ha sido injusto o ilegal, el abogado puede ayudarte a presentar una demanda legal en contra de tu empleador. Esto puede incluir reclamaciones por despido injustificado, discriminación, acoso laboral u otros posibles agravios. También puede incluir el cálculo de la indemnización que correspondería por el despido.
- Defensa en juicio: En caso de que tu caso llegue a los tribunales, un abogado especializado en derecho laboral te representará y defenderá tus intereses ante el juez, argumentando tu caso de manera sólida y profesional
- Asesoramiento en beneficios: Un abogado puede aconsejarte sobre cómo acceder a beneficios como prestaciones por desempleo, seguros de salud o la transferencia de cuentas de jubilación, lo que te ayudará a mantener la estabilidad financiera durante la transición a un nuevo empleo
En definitiva, la asesoría de un abogado especializado en derecho laboral puede ser fundamental para proteger tus derechos, explorar tus opciones y tomar decisiones informadas cuando te enfrentas a un despido. Su experiencia legal te proporcionará una mayor seguridad en un momento desafiante y te ayudará a navegar con éxito por las complejidades legales relacionadas con el mundo laboral.