El delito de prevaricación administrativa

El delito de prevaricación administrativa

El artículo 404 del Código Penal español establece el delito de prevaricación administrativa, dirigido específicamente a toda autoridad o funcionario público que, con plena consciencia de su injusticia, emita una resolución arbitraria en un asunto administrativo dentro de su competencia.

Este crimen es exclusivo de autoridades o funcionarios públicos, los cuales se definen como sigue:

  • Una autoridad se refiere a aquel individuo que, ya sea por sí solo o como parte de una corporación o tribunal, ostente autoridad o ejerza jurisdicción. Esto incluye a los miembros del Congreso de los Diputados, del Senado, de las Asambleas Legislativas de las Comunidades Autónomas y del Parlamento Europeo.
  • Un funcionario público abarca a cualquier persona que, mediante disposición legal directa, elección o nombramiento por una autoridad competente, participe en el ejercicio de funciones públicas. Esto incluye a contratados laborales temporales e interinos que desempeñen funciones públicas.

El delito de prevaricación administrativa es uno de los conceptos fundamentales en el ámbito del derecho administrativo y penal. Para entenderlo en profundidad, vamos a analizar varios aspectos:

La prevaricación administrativa se produce cuando un funcionario público, en el ejercicio de sus funciones, emite una resolución arbitraria y contraria a la ley, con pleno conocimiento de su injusticia.

Es decir, el funcionario actúa de manera deliberada y consciente, desviándose de lo que establece la normativa vigente.

Elementos del delito

Funcionario público:

Para que exista prevaricación administrativa, es necesario que la conducta sea realizada por una persona que tenga la condición de funcionario público.

Esto incluye no solo a aquellos que ocupan cargos de alta jerarquía, sino también a empleados de menor rango que participan en la toma de decisiones administrativas.

Resolución arbitraria:

La resolución emitida por el funcionario debe ser contraria a la ley o al derecho aplicable.

Esto implica que no existe justificación legal para la decisión tomada.

Conocimiento de la injusticia:

Es fundamental que el funcionario sea consciente de que su decisión es injusta y contraria a la ley.

Este elemento subjetivo distingue la prevaricación de otros errores administrativos que pueden ocurrir en el ejercicio de funciones públicas.

Tipos de resoluciones:

En el delito de prevaricación administrativa, las resoluciones que pueden constituir este acto ilícito pueden ser variadas y abarcar diferentes ámbitos de la administración pública.

  • Resoluciones administrativas: Esto puede incluir decisiones tomadas por funcionarios en áreas como urbanismo, licencias de construcción, permisos medioambientales, concesiones de servicios públicos, otorgamiento de subvenciones, entre otros. Por ejemplo, un alcalde que autoriza la construcción de un edificio en una zona protegida sin justificación legal estaría cometiendo prevaricación administrativa.
  • Resoluciones judiciales: Los jueces y magistrados también pueden incurrir en prevaricación si emiten decisiones que saben que son injustas y contrarias a la ley. Esto podría incluir sentencias dictadas sin fundamento legal, decisiones basadas en criterios discriminatorios o resoluciones que ignoran pruebas relevantes.
  • Actos de gestión: Además de las decisiones formales y vinculantes, los actos de gestión realizados por funcionarios también pueden ser objeto de prevaricación. Por ejemplo, la manipulación de procesos de contratación pública para favorecer a determinadas empresas o la asignación arbitraria de recursos públicos podrían constituir este delito.
  • Resoluciones disciplinarias: Los actos disciplinarios realizados por autoridades dentro de una organización también pueden ser susceptibles de prevaricación si se basan en motivos ilegales o discriminatorios.

Consecuencias legales del delito de prevaricación administrativa:

Las sanciones por prevaricación administrativa pueden ser severas e incluir desde multas hasta la inhabilitación para ejercer cargos públicos, e incluso penas de prisión en los casos más graves.

Además de las consecuencias individuales para el funcionario implicado, este delito también puede tener repercusiones en la legitimidad de la administración pública. También en la confianza de los ciudadanos en el Estado de derecho.

En resumen, la prevaricación administrativa es un delito que implica el abuso de poder por parte de funcionarios públicos. Atenta contra los principios de legalidad y justicia en el ejercicio de la función pública. Su prevención y persecución son fundamentales para garantizar la transparencia, la integridad y la eficacia de las instituciones públicas.

Jurisprudencia del delito de prevaricación administrativa

La jurisprudencia ha establecido los criterios necesarios para determinar la existencia del delito de prevaricación, los cuales son:

Resolución del delito de prevaricación

Resolución emitida por una autoridad

Que la resolución sea emitida por una autoridad o funcionario en un asunto administrativo.

Esto implica que la persona que toma la decisión debe cumplir con los requisitos de autoridad o funcionario público según el artículo 24 del Código Penal.

Aunque se trata de un delito especial, la participación de personas que no son autoridades o funcionarios puede ser posible, pero en calidad de cooperadores necesarios, inductores o cómplices.

Resolución ilegal

Que la resolución sea objetivamente contraria al derecho, es decir, ilegal.

Contradicción con el derecho

Que la contradicción con el derecho sea de tal magnitud que no pueda ser explicada mediante una argumentación técnico-jurídica mínimamente razonable.

Esto puede manifestarse en la falta absoluta de competencia, la omisión de trámites esenciales del procedimiento o en el propio contenido sustancial de la resolución.

Resolución injusta

Que la resolución ocasione un resultado materialmente injusto.

Que la resolución sea emitida con la finalidad de satisfacer la voluntad particular de la autoridad o funcionario, con pleno conocimiento de que está actuando en contra del derecho.

Es importante destacar que una resolución administrativa incluye cualquier declaración de voluntad con carácter decisorio, ya sea escrita o verbal, que afecte a los derechos de los administrados y a la colectividad en general.

Además, la condición arbitraria de la resolución va más allá de la mera ilegalidad y puede manifestarse de diversas formas, como la falta de competencia, el incumplimiento de normas esenciales del procedimiento o una grave desviación de poder.

El delito de prevaricación administrativa implica el abuso de poder por parte de los funcionarios públicos.

Constituye una violación del deber de actuar conforme a la Constitución y al ordenamiento jurídico.

Su sanción busca proteger la confianza de los ciudadanos en las instituciones y en el Estado de derecho. La Jurisprudencia destaca que los trámites que se omiten deben ser esenciales.

Su incumplimiento vulnera la apariencia de objetividad e imparcialidad en la actuación administrativa.

Requisitos del delito de prevaricación administrativa

El delito de prevaricación administrativa requiere que el individuo que lo comete sea reconocido como autoridad o funcionario público.

Este individuo debe tomar una decisión relacionada con un asunto que esté bajo su responsabilidad debido a su cargo. Este es el único contexto en el cual se pueden emitir resoluciones o decisiones de índole administrativa.

La resolución en cuestión debe ser arbitraria, lo que significa que va en contra del derecho establecido.

Esta arbitrariedad puede manifestarse no solo mediante la omisión de trámites esenciales del procedimiento, sino también debido a la falta de competencia para tomar decisiones o resolver entre opciones disponibles sobre un tema específico.

Asimismo, la resolución puede ser arbitraria debido a su contenido sustancial, es decir, cuando la decisión no puede ser justificada mediante un razonamiento técnico-jurídico mínimamente coherente.

La resolución debe ser emitida con pleno conocimiento de su injusticia, es decir, con la intención de satisfacer los intereses personales de la autoridad o funcionario, y con la conciencia de que está actuando en contra de los parámetros legales establecidos para resolver el asunto en cuestión.